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El viaje desde ese momento en adelante iba a ser muy distinto y lo sabíamos, puesto que el grupo se había reducido a la mitad y teníamos que reestructurar todas las mecánicas de grupo. Tampoco teníamos mucha certidumbre sobre lo que se venía, todxs escuchamos historias  de las problemáticas de violencia, narcotráfico, paramilitares, guerrilla, etc. que se dan en Colombia, Centroamérica y México. A decir verdad yo NO CREO todo lo que leo en la noticias, pero terminan por llenarte de dudas, aunque claramente eso no nos iba a detener, teníamos que seguir y  que pasara lo que tenía que pasar.

 

Cali

Rumbo a Cali

 

Salimos de Quito de noche y como estábamos bastante cansadxs dormimos hasta llegar a la frontera de Ecuador-Colombia. Bajamos del camión directo a la oficina de Migración de Ecuador, el trámite fue un poco lento pero finalmente logramos el sellito de salida en el pasaporte. De ahí caminamos 200 metros a lo largo de un puente completamente a oscuras hasta llegar a  la oficina de Migración de Colombia, donde te encontrabas con un grupo de gente que te quería cambiar dólares a pesos colombianos a un precio que no conveniente (excepto para ellxs) la pregunta que se nos vino a la mente fue: ¿qué hacia esa gente ahí a las 4 de la mañana? Nadie cambió el dinero ahí y cuando todxs lxs pasajerxs completaron los trámites migratorios, seguimos el viaje y rápidamente nos volvimos a dormir.

 

De noche no se ve tan agradable.

De noche no se ve tan agradable.

 

Al despertar nos encontramos con un paisaje hermoso: colinas selváticas al lado de la ruta, caudales de agua y un inmenso cielo azul, muy lindo e impactante (comenzamos a lamentar la ausencia de la cámara) Tras un rato en territorio colombiano, el autobús se detuvo en un restaurante al costado de la ruta para desayunar, la mayoría de lxs pasajerxs bajaron a comprar su desayuno, nosotrxs ya habíamos preparado el nuestro (para ahorrarnos esta parte) Más tarde el colectivo volvió a detenerse, nosotrxs no habíamos considerado el almuerzo y mientras todxs se dirigieron al comedor de una estación de servicio, nosotrxs nos quedamos sentadxs a un costado de la ruta, puesto que no teníamos pesos colombianos y en el lugar no aceptaban dólares.

 

Terminal de Cali

Terminal de Cali

 

Cuando ya nos había hecho a la idea de que no íbamos a comer hasta llegar a Cali, se nos acerca una señora del restaurante y nos dice: “Chicxs, espero que no se ofendan si les regalo esto…” y nos entrega dos panes rellenos de queso y dos gaseosas. Agradecidxs aceptamos el gesto solidario y comimos con mucho gusto. Unas horas más tarde llegamos a Cali, una ciudad como muchas otras: grande, calurosa y caótica.  Fuimos a la oficina de informes de la Terminal de Ómnibus para preguntar donde podíamos encontrar hospedaje barato, a lo que la chica de la recepción mostró cero interés por ayudarnos y siguió conversando con un turista de habla inglesa, no comprendimos si fue un acto de discriminación, pero no nos gustó nada. Entonces fuimos donde siempre nos funcionó pedir ayuda, en la calle y con la gente, quienes se mostraron más amables y dispuestos a darnos información nos indicaron que enfrente de la Terminal de buses iba a haber hospedajes más baratos que en el centro (donde el turismo apunta a gente de más dinero) Después de preguntar en varios hoteles aledaños a la Terminal, encontramos uno medio barato para pasar la noche. Fuimos a comer por 4000 pesos colombianos (más o menos 2 dólares) un corrientazo que incluía: sopa de hueso, agua de papaya y un plato con ensalada, chuleta de cerdo o pollo, un patacón, arroz y frijoles. Recibir un plato de comida tan completo, fue la gloria.

 

Nota: Imágenes sacadas de Google imágenes.

Un corrientazo

Un corrientazo

 

Explorando la ciudad y hablando con la gente nos dimos cuenta de que no había mucho que hacer en Cali o por lo menos eso nos decían. Claramente había pero no lo encontramos, ya que es grande la ciudad y estábamos justo en la zona de la Terminal. Cali, la conocíamos como la “Ciudad de la Rumba” pero realmente se nos hacía algo más presentado para el turista que una actividad de sus habitantes (algo parecido a lo que sucede con el tango en Buenos Aires) En el tiempo que estuvimos descubrimos partes muy bellas, cuidadas y otras, muy abandonadas y carenciadas.

Al día siguiente optamos por ir a investigar pasajes a Bogotá, donde nos esperaban un grupo de nuevxs amigxs. Los pasajes más económicos nos resultaron un tanto caros y así fue como nos percatamos que viajar en Colombia era muy costoso, de igual forma los compramos y viajamos de noche rumbo a la ciudad de la que acabaríamos por enamorarnos, Bogotá.

 

 

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Somos Gabriela De Marcos y Camilo Peña, una argentina y un mexicano que en el 2012 hicimos del viaje un estilo de vida. Nos gusta viajar lento, vivir en armonía con la naturaleza y compartir experiencias y relatos de viajes.